AGUARAY, Salta.- La noche del 26 de febrero de hace 13 años en la que desapareció Paulina Lebbos, y todo lo que vino después, le genera angustia a Virginia Mercado. Lo afirmó ella, la última persona que vio con vida a la hija de Alberto Lebbos, cuando LA GACETA fue a buscarla hasta su Aguaray natal.
“Nada papá, es sólo un mal recuerdo”, le dijo cariñosamente Mercado a su hijo cuando el niño le preguntó qué pasaba. En la puerta de su casa estaba un equipo de este diario y ella explicó que volvería en unos minutos porque tenía que llevar a su hijo al CAPS. Más tarde, en el comedor de su casa, relató cómo el caso de la estudiante de Ciencias de la Comunicación impactó en ella y en toda su familia.
Ayer se dieron a conocer los fundamentos de la sentencia que condenó a cinco personas por encubrimiento en torno al homicidio de Paulina (ver página 13). Algunos de los testigos cayeron en contradicciones durante el juicio. Por eso, el Tribunal ordenó que se investigue a más de 30 personas. Entre ellas las hermanas Virginia y Jimena Mercado y su primo Alejandro Aramayo, quienes formaban parte del grupo que salió con Paulina la noche que desapareció.
“A mí me salvaron la vida mis hijos. Cuando pasó lo de Paulina me quería morir”, contó Virginia, quien se desempeña como docente y vive en casa de sus padres con sus dos hijos. Habló por primera vez en 13 años con la prensa. Nunca antes quiso hablar del caso en público salvo por exigencia judicial.
Su madre, Beatriz Quiroz, estuvo al lado de ella durante toda la charla con este diario. En ocasiones apoyaba su mano en el hombro de Virginia. “Es una pesadilla”, sostuvo.
La mayor de las hermanas Mercado, la única que no estuvo aquella noche en el Abasto, fue la más tajante con sus respuestas. “Nosotros no escuchamos las noticias directamente, ni vemos nada porque nos hace más daño”, contó Sonia.
Se le consultó a Virginia cómo le afectaba que haya cuestionamientos sobre sus declaraciones. “Me hace mal. Porque es como que está la duda. Por ahí pasa algo o lo veo en la tele y (como) no hablo dicen ‘esta sabe algo, por algo se calla’”, explicó. “A mí particularmente, lo que piensen o lo que digan no me afecta. Me afecta lo que nos pasa a nosotros”, aclaró Jimena.
Sentado a la cabecera de la mesa, Alberto Mercado recordó que fue a Tucumán para acompañar a sus hijas tras la desaparición de Paulina. “Para nosotros la Policía fue un desastre, particularmente con Virginia. Nunca nos brindaron protección”, aseguró.
“Esos días estaban ahí, en la puerta del edificio, los periodistas. Mi primo no podía salir para ir a clases, no podíamos ir a comprar... A los dos días ya salía mi nombre, dónde vivía, el teléfono fijo”, recordó Virginia.
Alberto Mercado dijo que fue una recomendación de su abogado el volver a Aguaray. “Yo sí tenía miedo, ella se quería quedar. Y cuando le consulto al abogado me dice ‘ya traela’”, explicó. “Por temor a que le pase algo a ella, viste cómo estaba la situación”, agregó.
También hizo referencia a un supuesto aviso de allanamiento: “un día me llama mi sobrino (Aramayo) y me dice ‘tío, me han venido a avisar que mañana me vienen a hacer un allanamiento’. Le pregunté quién y me dijo que la Policía iba a ir. Le dije que no le abra la puerta a nadie que yo iba con el abogado esa misma noche. Yo sabía que estaba pinchado el teléfono, vos te das cuenta cuando te pinchan. Y fui. Por supuesto que no fueron (a allanar)”.
Además, cuando hablaron de los registros telefónicos que complican a Virginia y a Jimena (ver nota aparte) se les preguntó si cuestionaban su contenido. “Sí”, respondió su padre. “Yo no tengo contacto absolutamente con nadie de Tucumán”, ratificó Jimena. “Creo que esto que se está padeciendo ahora es para desviar la atención sobre dónde tienen que realmente investigar”, concluyó Alberto Mercado.
“Están amenazados”
Para Lebbos no hay dudas. Tras más de una década de luchar por que se descubra a los responsables de la muerte de su hija, asegura que gran parte de los involucrados en la investigación están ocultando algo. Y esto incluye a las hermanas Mercado.
“Después de todo este proceso y de las declaraciones de la familia de Virginia nos queda cada vez más firme la convicción de que están amenazados”, ratificó. Recordó que, según declaró Jimena Mercado en el juicio, en 2006 se presentaron dos personas en el departamento en que vivía su hermana diciendo que eran policías. “No tengo ninguna duda de que eso fue una amenaza mafiosa porque inmediatamente al otro día se fueron de Tucumán”, dijo Lebbos
Cuando escuchó que la familia Mercado cuestiona la veracidad de los registros telefónicos que complican a Virginia y a Jimena el padre de Paulina fue directo. “Eso será una estrategia de su abogado. Los registros son los que están, no hay forma de falsear esos datos”, respondió.
También es contundente al exigir que los distintos involucrados digan todo lo que saben. “A las familias de los condenados y a las familias de los que están siendo investigados ahora, incluido el clan Alperovich-Rojkés: digan la verdad. Porque estoy convencido de que ellos saben a quiénes protegen”, asegura.
En la audiencia
Un día antes de que se transmita el informe de “Panorama Tucumano” sobre el testimonio de la familia Mercado, Virginia se comunicó con LA GACETA. En la llamada insistió en que dijo todo lo que sabe y que no oculta nada; sostuvo que nunca fue amenazada y explicó que en la audiencia no podía recordar algunas cuestiones debido al tiempo que transcurrió desde el hecho y a la presión que sentía al declarar.
Además, cuestionó al fiscal de Instrucción que estuvo a cargo de la investigación por su actitud durante la audiencia. “Cuando estuve declarando ante el fiscal (Diego) López Ávila él se dirigía a mí de manera violenta. Levantaba el tono de la voz, se paraba”, contó. Aclaró que en otras oportunidades, años anteriores, el fiscal había sido amable con ella. Pero se mantuvo firme en que fue instigada cuando estuvo en Tribunales. “Para mí él ejercía violencia hacia mí por ser mujer”, declaró.
La amiga de Paulina, en la mira
Virginia Mercado será investigada
El Tribunal consideró que fue llamativa la falta de precisión y memoria de Virginia Mercado, respecto de lo que había sucedido en la madrugada del 26 de febrero de 2006. De la declaración de la testigo se desprendió un relato consistente en lo referido a los días previos a la desaparición de Paulina Lebbos, y que además era coincidente con las descripciones de los otros integrantes del grupo del Abasto. Al momento de relatar lo que pasó en esa madrugada, abundaron las dudas, contradicciones y lagunas en su memoria. También fue puntilloso su relato respecto de otras cuestiones, como la relación de Paulina y su ex pareja César Soto, en la cual brindó detalles sobre episodios de violencia. Con relación a los días posteriores a la desaparición de Paulina, también brindó detalles sobre cómo se enteró y de las oportunidades en las que fue a prestar declaración. Sin embargo, el relato de Virginia perdió consistencia sobre que sucedió esa madrugada de febrero de 2006 no sólo por las contradicciones, sino por la falta de precisión acerca de circunstancias: ejemplos, la salida del boliche “Gitana”, la forma en que abordaron el remis y el recorrido que hicieron. Virginia Mercado es la única que se retiró con Paulina y conoce el verdadero itinerario.